Esta es la noche en que, después de tiempo de no venirme a visitar, regresan a casa mis difuntos, nuestros difuntos.
Hace ya rato que algunos de ellos se fueron físicamente y sin embargo hoy vuelven a mi hogar, a mi corazón, a mi mente. Y regresan para que tonta y tristemente me dé cuenta de que nunca se han ido del todo, dejaron una parte de ellos en mis recuerdos, en mis aprendizajes, en mis buenos y malos momentos, en mi alma.
Según las tradiciones, hoy al invocar su recuerdo, al poner un objeto de ellos o una fotografía en el altar junto a las veladoras, estoy iluminando el camino para que lo recorran a mi nuevamente, para que vengan a estar conmigo otro rato, se diviertan, beban, se alimenten, lloren, rian, griten... vivan... y sigan vivos en mis recuerdos.
No los recuerdo solamente hoy, mis difuntos dejaron una huella muy marcada en mí, me ayudaron a ser quien soy ahora y creo que eso ha resultado bien, esta noche es la oportunidad para decirles nuevamente gracias por todo lo que me dieron, platicar nuevamente con ellos y revivir esos instantes tan apreciados que pasamos juntos, decirles lo que ha ocurrido con mi vida y la de nuestros conocidos mutuos durante este tiempo que no han estado ya aquí, invitarles un vaso con agua, un refresco, un tequila, un pan, un dulce...
Decirles que aquí estamos bien, que les agradezco y que aprendí de lo que me enseñaron y sobre todo... que los extraño, que quisiera haber pasado mas tiempo con ellos pero, como el destino marcó otra cosa... mejor les pido que no se olviden de mi como yo no me olvido de ellos... que me sigan visitando al menos cada 2 de Noviembre, que aquí les tendré puesta la mesa en esa fecha cada año para que vengan... mientras me toca a mi visitarlos para quedarme con ellos...
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